domingo, 16 de marzo de 2008

Revelación de mi Fábula


Cuando me dijiste ese día que me esperarías, nunca creí que fuera literal...
La pena se pasa pensé, y sin temores ni cargas ajenas me fui de tu lado.
Se ama una vez en la vida - fue lo último que me dijiste.
Entonces tengo mil vidas dentro de mi cuerpo- te respondí.

Y no te extraño, pero es que nunca e tenido tiempo de extrañar.
Mientras, tú te congelaste en la espera de que yo cambiara, recubriste con barro las arterias del corazón, y atascaste a fuerza de rocas lo que los hombres llaman vehemencia.

Pero volví arrepentida muy tarde, porque apenas intente besarte, se te desmorono la piel a pedazos, tu cuerpo se deshizo frente a mis ojos y me quede con tus muñecas a ferradas a mis manos. Eras polvo. y yo también lo soy.
Soy polvo en los ojos de los hombres, y una vez que estos se limpian se horrorizan de lo que hay dentro de mi.
Por eso me fui Querido…me fui a tiempo.
Porque cuando la polvareda se va, ahí recién…recién aparece lo Real.

Intento de una conclusión


Y en la perplejidad de mi vida, decidí tomar una pausa.

Ese respiro que penetra hasta más allá de mis pulmones, y de tu espalda.

Y en vista a la mudez de nuestro cuerpo, también decidí darle un sosiego al ímpetu de mis caderas.

También retuve las palabras, y los años de compañía.

Porque vi como me miraste esa mañana, y no me digas que es el invierno que empaño mi iris desgastado. La frigidez de nuestro amor se respira en el aire.

Nunca logre hacerte entender que las mujeres no conocemos la sensación de acabar, si no la de una llegada infinita.

Tampoco logre entender tu recelo por decir te amo, y aunque si logre comprender que el amor es un significante lingüístico que carece de total significado. Yo estaba dispuesta a ayudarte a inventar el nuestro.

Se nos acabo el tiempo, ve a explorar amores de unos pocos segundos, mientras yo recién comienzo a explorar lo que es el amor al propio cuerpo, a la propia esencia inamovible, y a la reciprocidad de los cariños.

Pero no vuelvas, promete que no volverás, porque te juro que esta vez, esta vez si mi amor. Si quiero aprender…

sábado, 15 de marzo de 2008

Dialogo entre Madre e Hija.…( la profesionalización de la mujer)


- Cuando grande no quiero ser ni presidenta, ni abogada, también se que jamás doctora como tu, y menos destinar mi vida al arte. Simplemente quiero ser mujer.

- pero eso es algo inherente al crecimiento, serás mujer con o sin tu consentimiento.

- Es que tu no entiendes, quiero ser una gran mujer, siempre dispuesta, siempre deseosa, de esas como se ven en las revistas, con una belleza extranjera, un tanto cósmica y una voz refinada.

Quiero ser una gran mujer mamá, solo así podrás dominar a un hombre sin pausas y para siempre. No necesito ser inteligente como tu, talvez fingir que los escucho, darles hijos, mimarlos con desplante en la cocina y en las artes amatorias, hacerlos sentir que estoy siempre a su lado, a la sombra de su masculinidad protectora. Que son buenos, los mejores, los primeros…

¿entiendes? Talvez debimos haber tenido esta conversación antes de que se marchara papá…